Llegué tarde -para variar- al lugar de la entrevista.
Me habían prometido al menos una hora con la candidata a la presidencia de la República, Patricia Mercado, que para ese tiempo llamó poderosamente mi atención por varias declaraciones e ideas que presentaba en entrevistas para distintos medios nacionales.
Una amiga (Ángela), que forma parte del partido Social Demócrata, estaba en León y me contactó con la gente de prensa. La cita fue en Celaya. Yo estaba para aquel tiempo instalado en la Capital Cervantina de América (Cuévano) intentando escribir más de cultura que de "polaca", pero en aquel momento, el clima electoral no le permitía a nadie escribir de "trivialidades".
Se peleaban "la grande". El "hueso" más soñado.
Ya no estaba nadie del pull de Mercado. -"Se fueron al Centro, sí corres todavía la alcanzas"-, me dijo una de las organizadoras del evento al que no llegué para mi encuentro. Corrí y no veía nada que pareciera un "centro histório".
Tomé un taxi en mi desesperación- "¡Al Centro, ahí en donde vea gente!. ¿No sabe donde iba a estar la Patricia Mercado?", pregunté al taxista. "¿La vieja que quiere ser presidente?... no", me contestó en seco. 100 metros después de donde lo tomé me bajó. 20 pesos por 100 metros.
"Ahí está, ahí luego se juntan", me dijo.
Apresurando el paso, entre la gente reunida, que era una cantidad considerable tomando en cuenta el bajo perfil de su partido, corrí para tratar de verla y ponerme en contacto con el tipo de prensa.
Ya estaban arriba de una camioneta y alrededor de ella al menos 7 del estado mayor chingando como acostumbran. Sin más, corrí al lado de la Suburban color azul y toqué uno de los vidrios polarizados de la parte trasera.
"Soy Luis Miguel López, agendamos una entrevista, pero me dijeron a las 2 y llegué y no vi...", le gritaba al cretino de prensa que ni me había agendado nada.
"Te la enlazamos, no hay problema, te la enlazamos", - decía muy quitado de la pena haciendo el clásico tonito de "no hay pedo"-"No chin, vengo de Guanajuato para la entrevista, la verdad, no...", contesté agitado tratando de seguir el paso.
Bajó el vidrio delantero. Se asomó. "Bueno, no hay mucho tiempo, estamos retrasados, súbete y en el camino la hacemos", dijo Patricia Mercado.
Se detuvo la camioneta y quedé en el asiento de atrás, (ella estaba en el asiento del copiloto), justo en medio de dos mujeres de anatomía contundente y que amablemente me dejaron encimarme, pegarles con mi mochila, pisarlas poquito - así está bien, gracias, perdón, ahora sí... ahí está- y quedar en medio de ellas. Una con un tatuaje en el tobillo que recuerdo me impresionó.
La candidata me dijo -pues de aquí a Villagrán tenemos, ¿Cuánto se hace?-, preguntó con su cuerpo girado hacía atrás, posición que a partir de ese momentó no cambió pese a lo incómodo que supongo es estar media hora así.
Yo le veía un seno y el encaje de su brasier. Toda la entrevista traté de no hacerlo. Fue imposible, y pese a ese grado de dificultad, me concentré. No es que fueran grandes, ni espectaculares, es que eran los de una presidenciable, por la que además iba a votar.
Ya son 3 años de ese entrevista. Por lo que acá celebró el "día que ví los senos, bueno, "un" seno, -de la Vieja que quería ser presidente".
ACÁ LA HISTORIA OFICIAL
http://www.am.com.mx/Nota.aspx?ID=253662&strPlaza=Guanajuato&IDPlaza=4
1 comentario:
jajaja... no se enganche del seno de la presidenta mi cuquito... y la entrevista? vámos pues!
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